La obra “El Guía” surgió de un encuentro fabulador, irreverente, entre actores y director sobre una terapia de grupo. La improvisación fue el mecanismo de búsqueda y de apertura del tema.
Jugamos al mas perverso, al mas reprimido y estúpido, a la mas fóbica y depresiva, al mas mitómano, a la mas abnegada y se armo la historia, breve, tan fugaz como reconocible, tan intensa como improbable.
El montaje es como un calidoscopio que al girar descompone y compone figuras, imágenes de una realidad a otra realidad. Las historias suceden, raudas como el pensamiento, dejando la estela de lo que fueron, en las que nos podríamos proyectar, reconocer. El espacio esta acotado por una cinta blanca que solo puede atravesar el guía.
Ellos, los pacientes, están limitados a ese reducto rectangular que los coloca en evidencia, revela sus debilidades y desaciertos. Indefensos ante el poder del guía que manipula a su antojo los deseos, los conflictos, las historias de cada uno de ellos, tal vez con el propósito de apaciguar su propia desesperación.
Y nos reímos, posiblemente por que no encontramos otra manera de tratar lo que nos propusimos. Pero nos reímos mucho, el humor patético y a veces desopilante, nos encuentra escarbando donde duele, pero como se dice: sarna con gusto no pica.
El Guia Puede verse los viernes a las 21 hrs en El Portón de Sánchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario